sábado, 19 de junio de 2010

ADIÓS A SARAMAGO Y MONSIVÁIS

¡Ah, no! Ahora nos explican cómo es que se fueron juntos, Saramago y Monsiváis.
Ambos comprometidos con las causas justas, los dos compartiendo el viaje final.
Saramago nos sorprendió con sus desasosiegos y su prosa única y fuera de lugar.
Monsiváis nos educó en la rebeldía contra la sinrazón de la vida cotidiana y del poder.

Letrados ambos, nuestros, Nobel de Portugal el uno, novel de México el otro también.
Prestos para destripar el mundo, como para brindar las explicaciones de lo irracional.
Por el idioma, por las palabras, por la acción, por el ejemplo, compromisos por igual.
Ambos, dueños de lo universal; Saramago-Monsiváis, dejan un hueco que llenar.

Con Saramago hablamos del Quijote y de una fama superior al libro de Cervantes.
Con Monsiváis, el encuentro presto a discutir de la ciudad, sus costumbres y el altar.
Cuando un Grande se va —ahora dos— nos deja en soledad, pero hereda terquedad.
El mejor homenaje será la lectura de sus obras, la memoria de los pasos en su honor.

19/junio/2010.
15:19 h.