domingo, 29 de julio de 2012

¡OH TRAGEDIA!




Oh, dolor del hombre…
Miras al mundo, a tu entorno, las cosas cotidianas,
a la rutina de la vida, tus ocupaciones y deberes
con tus hijos, tu familia, el trabajo y el Estado.

Oh, desgracia humana…
Te complaces con tus penas, tus andanzas y mentiras,
tus creencias, los falsos placeres por las cosas y los lujos,
tu dispendio de energía por ir del gozo a la quimera.

Oh, hermosura externa…
Aún te olvidas de los frutos, de las flores,
de las aguas, de la tierra que te nutre,
de los cielos, las estrellas, del sol y de la luna.

Oh, llamado interno…
Te busco afuera y no te veo, no te encuentro,
oculto a la mirada, no sé dónde y te traigo a cuestas,
una corazonada me anuncia tu llegada, tu presencia.

Oh, presagio hermano…
No te busco hasta entrar en desventura,
la angustia y la tormenta me persiguen,
entonces sé que existes, extraña luminaria.

Oh, postergación absurda…
En lugar de estar atento, cuidarte siempre,
guardar tus cualidades, mirar tus atenciones,
volverse candelero propio y para el otro… Nada.

06-07/diciembre/2010.