Camino erguido, solitario, pensativo,
la barba blanca, el saco roto, los
zapatos viejos y la mente en blanco
porque ya lo dije todo en versos.
Subo la escalera de piedra, allá en
la casa vieja del portón de madera
donde las plantas alumbran el camino
y las flores dan color a la tristeza.
Me veo sentado en la ladera de la
Sierra Madre Oriental, mirando al
Occidente donde se pone el sol, y
las aves vuelan al ocaso de mi vida.
Respiro el aire ennegrecido del
escape del camión que carga sueños
de hombres y mujeres que traen la
vida en vilo porque no tienen cariño.
Escucho al otro decir todas sus penas
que trae arrastrando en la rutina y
lo veo todo deshecho y sin salida y
le expreso aliento y me digo: vida.
Sueño que vuelo y que accedo, a
un mundo de magia que aprendo,
y defiendo sin freno del otro
que llega, arrebata y despierto.
Cargo al pequeño que busca y me
ofrece su dulce de coco por darle
la mano y soltarlo para seguir el juego
y luego sin chistar me dijo: ¡mira hijo!
30/ julio/2009.
domingo, 25 de octubre de 2009
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